Mis padres
urdieron mi tejido
hilo a hilo,
me dieron mis genes
hilo a hilo,
me formaron con su ejemplo
hilo a hilo,
la vida entrecruzó
la trama y la
urdimbre de lo que soy.
Soy un tejido
me forma una
parte originaria
otra parte
extranjera
soy mestiza,
no sé en que
porcentajes
pero lo que
sé es que me siento orgullosa
de las raíces
de mi historia
del tejido al
que pertenezco
que es mi
familia
del tejido
que yo creé
al ser el
sostén de mi hijo…
Eso me ha
hecho fuerte
ha apretado
mis hilos
frente a esta
sociedad que
me
invisibiliza, me menosprecia
me
estigmatiza, me encasilla
por ser
mujer, por no tener religión,
por no
casarme, por ser libre,
pero que eso
me ha convertido
en una mujer
fuerte,
luchadora, soñadora
y ha brocado
hermosos diseños
de superación
en mi cubierta,
en el tejido
de mis convicciones
en el que
hilo a hilo se sostiene
mi piel, mi
cuerpo, mi mente,
mi espíritu,
mi esencia.
Mi tejido es
intrincado, pero firme
amoldado con
los años, las experiencias
bordado con
muchos colores, por las buenas
bordado con
grises y negros por las malas
pero
reforzado por el conjunto de ellas
bien
estructurado y resistente
como un buen
huipil, como un buen tzute
tejido por
Ixchel, la madre original
de donde
proviene parte de mi legado
de cuatro mil
años tejiendo la historia viva
de las etnias
originarias de mi bello país…
Soy un
tejido, al igual que cada mujer y cada hombre
compartiendo
igualdades, pero diferentes
en un tejido
mayor que nos acuna a todos…
Nuestro
mundo.
Nuestro
universo.
En el que a
la vez soy un hilo y un bordado…
Mi tejido,
yo, nos seguimos tejiendo,
despacio… sin
prisa… hacia la eternidad.